Salud cerebro-cardiovascular: Relación entre cardiopatía y deterioro cognitivo y cerebral

Salud cerebro-cardiovascular: Relación entre cardiopatía y deterioro cognitivo y cerebral


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Es obvio que el órgano que acapara la atención de los neuropsicólogos es el cerebro, no puede ser de otra forma. A su vez, también es obvio que el cerebro no es un ente independiente o aislado, forma parte de un sistema global y complejo como es el cuerpo humano, cuya salud depende de un delicado equilibrio entre todos sus sistemas. Y esta parte sí que la olvidamos a veces los neuropsicólogos, dejándonos llevar por esa corriente arrolladora que nos hace remar siempre hacia el cerebro, esa corriente cerebrocentrista. Pero no todo es inercia y dejarse llevar, como buenos entendedores de los procesos de control atencional, hemos sido capaces de redirigir el foco de atención y ampliar nuestro concepto de salud cerebral.

De un tiempo para acá hemos comenzado a buscar la conexión entre cuerpo, cerebro y cognición, descubriendo que tratamientos como la quimoterapia, los factores de riesgo como la enfermedad cardiovascular, las condiciones como el cáncer, las enfermedades renales o, como en el caso que nos ocupa hoy, las cardiopatías, tienen repercusión sistémica y pueden afectar también a la salud del cerebro y a su funcionamiento, como otra pieza más del sistema.

Relación entre cardiopatía y deterioro cognitivo y cerebral

Salud cerebro-cardiovascular: Relación entre cardiopatía y deterioro cognitivo y cerebralNo son muy numerosos los estudios publicados sobre neuropsicología en el campo de las cardiopatías, y hablo de cardiopatías en general, porque estas constituyen un grupo muy amplio y variado de enfermedades como para tratarlas de forma independiente en esta entrada (1). Dichos estudios son tozudamente consistentes en constatar la relación entre cardiopatía y deterioro cognitivo y cerebral (2).

Aunque también hay que decir que las descripciones del perfil neuropsicológico que se han publicado son, en general, excesivamente vagas, hay poca concreción. Este hecho puede ser debido a que muchos de estos estudios utilizan tan sólo pruebas de screening cognitivo como medidas de rendimiento neuropsicológico.

Las medidas de screening suelen arrojar como resultado un número, una puntuación global que se utiliza como punto de corte entre la normalidad y el deterioro cognitivo. Sin duda, esta forma de valoración cognitiva es paupérrima, perdiéndose la posibilidad de reflejar el verdadero estado cognitivo de los pacientes, al no permitir una interpretación de la valoración neuropsicológica desde el punto de vista del análisis por procesos cognitivos (MILBERG 3), análisis mucho más interesante y rico que las puntuaciones generales de los test de screening.

Por no mencionar el resto de limitaciones que este tipo de pruebas presenta para la valoración de poblaciones clínicas en las que se sospecha un deterioro cognitivo sutil, como es el caso de los pacientes por cardiopatía. En cualquier caso, las conclusiones en referencia al deterioro cognitivo en esta población son bastantes similares y describen un perfil neuropsicológico caracterizado por déficits atencionales, amnésicos, ejecutivos y de velocidad de procesamiento de la información (4).

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Alteraciones del estado de ánimo

También suelen apuntar a alteraciones del estado de ánimo como ansiedad y depresión, lo que resulta bastante comprensible después de haber sufrido una cardiopatía. Sin embargo, si ahondamos un poco más en el análisis del perfil neuropsicológico de estos pacientes, destaca el nivel de deterioro de algunos procesos ejecutivos, junto a un llamativo enlentecimiento en la velocidad de procesamiento de la información.

A partir de lo anterior, y si trasladamos a esta población la teoría de Salthouse (5) sobre la incidencia de la velocidad de procesamiento de la información sobre el resto de la cognición, y le añadimos el papel de los déficits ejecutivos en la codificación y recuperación de información almacenada en la memoria, podemos empezar a construir una hipótesis más concreta sobre el deterioro cognitivo observado en cardiópatas.

Integridad estructural y funcional del cerebro

Pero la salud cerebral no sólo se reduce a la correcta función cognitiva, también importa la integridad estructural y funcional del cerebro. Sobre este tema se han publicado datos que apuntan a una serie de regiones cerebrales que podrían ser más vulnerables a las variaciones fisiológicas que se suceden tras sufrir una cardiopatía. Entre estas regiones se encuentran la formación hipocampal, el córtex cingulado anterior, la corteza prefrontal, áreas parieto-temporales, y sustancia blanca. Además, aunque más escasos, también disponemos de algunos datos de conectividad cerebral funcional, que han mostrado alteraciones de la conectividad en regiones orbitofrontales mediales, típicamente relacionadas con las funciones ejecutivas (7).

Variabilidad interindividual

Una vez constatada la relación entre cardiopatía y deterioro cognitivo y cerebral, debemos dar un paso más. La neuropsicología como ciencia no puede quedarse en la mera descripción de un fenómeno, debe también explicarlo y predecirlo. Y es, en este punto, donde reside gran parte del interés de los estudios con cardiópatas, ya que, otra de las conclusiones que se extrae de los diversos trabajos sobre este tema, es que existe una alta variabilidad interindividual en la presencia de déficits neuropsicológicos entre esta población. Es decir, hay unos pacientes que los muestran y otros que no.

Entonces, debemos preguntarnos ¿Qué factores están mediando en esta variabilidad? Las principales hipótesis que se barajan para tratar de explicar la relación entre cardiopatía y deterioro cognitivo giran en torno a una serie de variables como:

  • Reducción del nivel de saturación de oxígeno en el encéfalo.
  • Hipoperfusión cerebral (daño cerebral isquémico).
  • Neuroinflamación.
  • Estado funcional del miocardio.
  • Tratamiento con antitrombóticos.
  • Factores de riesgo de enfermedad cardiovascular(tabaquismo, hipertensión arterial, diabetes mellitus, obesidad y sedentarismo).

Aunque aún no hay datos concluyentes al respecto, parecen tomar relevancia variables relacionadas con el estado funcional del miocardio, como, por ejemplo, la fracción de eyección ventricular izquierda, que representa la capacidad del miocardio para expulsar sangre en cada sístole e irrigar al resto del cuerpo.O dicho de una forma simplificada, si se lesiona la máquina que provee al cuerpo con sangre, nutrientes y oxígeno, podemos sospechar que el cerebro, un órgano muy sensible, sufre y se daña ante la caída de los niveles de perfusión sanguínea y oxígeno por debajo de un umbral crítico.

Actividades de la vida diaria

Y la guinda del pastel, la cuestión que cierra el círculo en la atención a los pacientes neuropsicológicos. La literatura señala, sin lugar a duda, que la detección del deterioro cognitivo es clave por su relevante incidencia sobre el correcto desarrollo de las actividades de la vida diaria. Esta consideración también es aplicable a los pacientes por cardiopatías, ya que un supuesto deterioro cognitivo podría interferir con la capacidad de estos para llevar a cabo actividades relacionas con el autocuidado, la toma de medicación, la implementación de programas de salud, el seguimiento de los programas de rehabilitación cardíaca, la vuelta al trabajo, el ocio y las relaciones sociales. En definitiva, con el bienestar, la independencia, y la calidad de vida de estos pacientes (8).

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Fdo: Ángel Luis Martínez Nogueras. Neuropsicólogo en Neurobase.

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Bibliografía

  1. Página web de la fundación del corazón: https://fundaciondelcorazon.com/informacion-para-pacientes/enfermedades-cardiovasculares.html
  2. Eggermont LH, De Boer K, Muller M, Jaschke AC, Kamp O, et al. (2012) Cardiac disease and cognitive impairment: a systematic review. Heart 98:1334-30.
  3. Kaplan, E. (1988). The process approach to neuropsychological assessment. Aphasiology, 2(3-4), 309-311.
  4. Dardiotis, E., Giamouzis, G., Mastrogiannis, D., Vogiatzi, C., Skoularigis, J., Triposkiadis, F., &Hadjigeorgiou, G. M. (2012). Cognitive impairment in heartfailure. Cardiology Research and Practice, 1. https://doi.org/10.1155/2012/595821.
  5. Salthouse, T. A. (1996). Theprocessing-speed theory of adult age diffe-rences in cognition. Psychologicalreview, 103(3), 403.
  6. Almeida OP, Garrido GJ, Beer C, Lautenschlager NT, et al. (2012). Cognitive and brain changes associated with ischaemic heart disease and heart failure. Europeanheartjournal 2012; 34: 1769-1776. 7.
  7. Bernard C, Catheline G, Dilharreguy B, Couffinhal T, et al. Cerebral changes and cognitive impairment after an ischemic heart disease: a multimodal MRI study. Brainimaging and behavior 2015
  8. Zuccala, G., Onder, G., Pedone, C., Cocchi, A., Carosella, L., Cattel, C., … & Bernabei, R. (2001). Cognitivedysfunction as a major determinant of disability in patients with heart failure: resultsfrom a multicentresurvey. Journal of Neurology, Neurosurgery & Psychiatry, 70(1), 109-112.

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